17 jun 2012

Correr sin cansarse


Cada vez son más los que deciden cuidarse y realizar ejercicio para mantenerse en forma. Pero si venimos de una vida sedentaria rápidamente aparece el cansancio. Correr sin cansarse, o cansarse menos, es posible si tenemos en cuenta algunas pautas y las ponemos en práctica de forma regular.
El punto de partida
Lo primero que debemos considerar es nuestra condición física. El cuerpo debe poder adaptarse a una actividad nueva, ya que si forzamos el organismo, el ejercicio puede ser perjudicial. Correr sin cansarse es un proceso que requiere constancia. La alimentación y la hidratación son básicos cuando se trata de realizar un ejercicio físico. Los hidratos de carbono, los azúcares y los líquidos ayudan a mantener la energía y la hidratación necesarias para correr sin cansarse.
No es conveniente, sin embargo, beber agua en exceso ni realizar comidas fuertes antes salir a correr. Durante el ejercicio deberemos beber pequeñas cantidades regularmente (agua o bebidas isotónicas), sin esperar a tener sed.
Velocidad de carrera y respiración constante
Antes de empezar a correr es básico realizar estiramientos musculares para prevenir lesiones. Una vez estamos en marcha, debemos ser conscientes que el cansancio muchas veces se ocasiona por una mala oxigenación muscular, por tanto, para correr sin cansarse es muy importante realizar respiraciones regulares, aun cuando no acusamos el cansancio.
Debemos inspirar por la nariz y expirar por la boca rítmicamente, adaptando la respiración al ritmo de la carrera. Para correr sin cansarse es aconsejable realizar pasos largos, no cerrar los puños y mantener una velocidad constante cómoda.
Paciencia y regularidad: las claves del éxito
Es imposible conseguir una mejoría increíble en pocas sesiones, con esta mentalidad sólo conseguiremos lesiones y desengaños. La mejor opción es avanzar progresivamente, dando al cuerpo los medios necesarios para adaptarse. El cansancio está sujeto a la forma física; la práctica regular e inteligente del deporte proporciona una mayor resistencia a largo plazo y la posibilidad de correr sin cansarse tanto.
El factor psicológico también influye; para evitar que éste nos haga sentir más cansados de lo que realmente estamos, es importante proponernos metas o recorridos concretos y simplemente correr, sin pensar en el esfuerzo que estamos realizando.

Algunos beneficios de la carrera:

El ejercicio físico debe ser parte de nuestra rutina diaria si queremos estar sanos. Con frecuencia nuevos estudios vienen a confirmarlo.
Según el estudio ‘Copenhagen City Heart’, una carrera de una o dos horas a la semana aumenta la esperanza de vida en 6,2 años en hombres y en 5,6 años en mujeres. Su autor principal, Peter Schnohr, asegura que "la carrera, practicada con asiduidad, aumenta la longevidad".

El aspecto positivo, subraya, es que no es necesario demasiado esfuerzo para observar un claro beneficio. Con una carrera a ritmo suave o intermedio "hasta quedarse ligeramente sin aliento" de una hora a dos horas y media a la semana se consigue un beneficio óptimo para la longevidad.

La carrera facilita la captación de oxígeno, aumenta la sensibilidad a la insulina, mejora los perfiles lipídicos, desciende la presión sanguínea, reduce la agregación plaquetaria y eleva la actividad fibrinolítica.

El estudio ‘Copenhagen City Heart’, iniciado en 1976, observa a 20.000 hombres y mujeres de entre 20 y 93 años de edad con el fin de obtener un mayor conocimiento sobre la prevención de las enfermedades cardiovasculares y del íctus.

Desde entonces, el estudio, que ha servido para publicar más de 750 artículos, se ha ampliado para incluir otras enfermedades como la insuficiencia cardíaca, enfermedades pulmonares, alergias, epilepsia, demencia, apnea del sueño y enfermedades genéticas.

Algunas fuentes consultadas:
 -äma-

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