A la mayoría de nosotros nos han transmitido desde muy pequeños la importancia de tratar con respeto a las demás personas y a nuestro entorno. Desgraciadamente, el cultivo del auto-respeto no ha recibido tanta atención.
Respetarse a uno mismo es atender y satisfacer las propias necesidades y valores y expresar y manejar de forma conveniente sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni culparse.
Aunque esta habilidad resulta básica para nuestro bienestar, a menudo vivimos dándole la espalda. Muchas personas guían su conducta según lo que los demás esperan de ellas, sin pararse a pensar en lo que ellas realmente necesitan. Este patrón hace que a menudo conozcamos a personas que han tomado decisiones vitales importantes teniendo en cuenta solamente el exterior, de forma que acallan lo que llevan dentro, lo que realmente son: escogen carrera según el anhelo de sus padres, deciden tener hijos porque a sus parejas les hace ilusión, e invierten muchas horas de sus vidas en actividades que no les hacen felices sencillamente porque es “lo que toca hacer”, lo que creen que se espera de ellos.
Mantener esta actitud de forma prolongada en el tiempo suele provocar problemas emocionales a largo plazo debido a una sencilla razón: las necesidades reales se pueden acallar momentáneamente, pero es imposible silenciarlas para siempre.
A menudo, la negación continuada de la propia satisfacción acaba saliendo a flote al cabo de los años en forma de un cansancio o insatisfacción difusos: uno tiene la sensación de que las cosas no acaban de ir bien, se siente como alienado de sí mismo. Esta sensación, aunque inicialmente desagradable, es extremadamente valiosa debido a que es la herramienta que usa nuestro interior para alertarnos de que llevamos algún tiempo “desconectados”. La metáfora del enchufe y la bombilla nos puede ser útil para comprender esto: cuando actuamos en consonancia con lo que realmente somos brillamos como si fuésemos una bombilla conectada a la red eléctrica. Sin embargo, cuando nos dejamos de escuchar a nosotros mismos y vivimos nuestra vida sólo teniendo en cuenta el exterior esta conexión se rompe: al igual que la bombilla, poco a poco nos vamos apagando y nuestra energía disminuye.
Como ocurre con el respeto hacia los demás, el auto-respeto no es algo estático que se tiene o no se tiene, sino más bien se trata de una habilidad que podemos cultivar a lo largo de nuestras vidas.
El primer paso es observarte y preguntarte si estás viviendo tu vida como realmente deseas, si tienes en cuenta tus necesidades a la hora de decidir cómo manejar tus asuntos y si actúas según tus propios valores en tu día a día.
Respondiendo con sinceridad estas cuestiones podrás ser consciente de si en este momento de tu vida te estás respetando plenamente o no: este es el primer paso para la mejoría. Si te das cuenta de que no es así no te preocupes, ahora tienes la oportunidad de hacer que esto cambie.
Intenta clarificar los valores que guían actualmente tu vida y replantéate su importancia: ¿realmente crees en ellos? ¿son importantes para ti? ¿hay otros valores que sean importantes que no estés teniendo en cuenta? Puedes ayudarte de lápiz y papel para organizar tus ideas. Seguramente acabarás tomando consciencia de algunas de tus necesidades actuales a las que actualmente no prestas mucha atención, a la vez que descubrirás que estás invirtiendo tus recursos en cosas o actividades que quizá no son tan importantes para ti.
Una vez hecho este proceso la solución es fácil: intenta quitar tiempo y energía a lo que no te resulta importante en realidad e inviértelo en dirigir tu vida hacia donde realmente quieres. Haciendo esto comprobarás como poco a poco empiezas a brillar con más fuerza.
Respetarse a uno mismo es, en definitiva, darse la oportunidad de ser feliz. Es tomar las riendas de la propia existencia y trabajar día a día para mantenerse conectado con lo que uno realmente es pese al incesante ruido exterior
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El espejo chino
Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.
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Verdades verdaderas
La verdadera felicidad está en las pequeñas cosas: una pequeña mansión, un pequeño yate, una pequeña fortuna.
La política se diferencia de la alpargata en que da lo mismo la izquierda que la derecha.
Lo importante no es ganar. Lo que importa es competir, sin perder ni empatar.
La verdad no es lo que importa... ¡Sino tener razón!
El que es capaz de sonreír cuando todo le está saliendo mal, es porque ya tiene pensado a quien echarle la culpa.
Ríase sólo y el mundo pensará que usted es un idiota.
Si no puedes convencerlos, confúndelos.
No te metas en el mundo de las drogas... somos muchos y hay muy poca.
Toda cuestión tiene dos puntos de vista: el equivocado y el nuestro.
Soy vegetariano, por eso fumo marihuana.
Colabore con la policía: péguese sólo.
La psicología es el único negocio donde el cliente nunca tiene la razón
El amor eterno dura aproximadamente 3 meses.
No te metas en el mundo de las drogas, ya somos muchos y hay muy poca.
Todo tiempo pasado, fue anterior.
Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria.
El que nace pobre y feo, tiene grandes posibilidades de que al crecer, se le desarrollen ambas condiciones.
Los honestos son inadaptados sociales.
El que quiera celeste, que mezcle azul y blanco.
La esclavitud no se abolió, se cambió a 8 hrs. diarias.
Si la montaña viene hacia ti, ¡corre!, es un derrumbe.
Lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro.
No soy un completo inútil, por lo menos sirvo de mal ejemplo.
La droga te vuelve brrutto.
Si no eres parte de la solución, eres parte del problema.
Errar es humano, pero echarle la culpa a otro, es más humano todavía.
El que nace pa' tamal, nunca ta' bien.
Lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe.
Yo no sufro de locura, la disfruto a cada minuto.
Es bueno dejar el trago, lo malo es no acordarse donde.
El dinero no hace la felicidad, la compra hecha.
Una mujer me arrastró a la bebida, y nunca tuve la cortesía de darle las gracias.
La inteligencia me persigue, pero yo soy más rápido.
Huye de las tentaciones, despacio, para que puedan alcanzarte.
La verdad absoluta no existe, y esto es absolutamente cierto.
Hay un mundo mejor, pero es carísimo.
Ningún tonto se queja de serlo, no les debe ir tan mal.
La mujer que no tiene suerte con los hombres, no sabe la suerte que tiene.
No hay mujer fea, sólo belleza rara.
La pereza es la madre de todos los vicios, y como madre, hay que respetarla.
En cada madre hay una suegra en potencia.
Lo importante es el dinero, la salud va y viene.
Trabajar nunca mató a nadie, pero, ¿para qué arriesgarse?
No te tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella.
Felices los que nada esperan, porque nunca serán defraudados.
El alcohol mata lentamente, no importa, no tengo prisa.
La confusión está clarísima.
Mátate estudiando, y serás un cadáver culto.
Lo triste no es ir al cementerio, sino quedarse.
Hay dos palabras que te abrirán muchas puertas: "Tire y Empuje".
¿Para qué tomar y manejar, si puedes fumar y volar?
Dios mío, dame paciencia, pero damela, ¡YA!
De cada diez personas que miran televisión, cinco son la mitad.
Si estudiar es un camino, copiarse es un atajo.
Si para ser grande hay que estudiar, que estudien los enanos.
He leído tanto sobre los perjuicios del alcohol que resolví dejar de leer.
Si una piscina es honda, el mar será Toyota.
Si existe un más allá, habrá un menos acá.
Mi mamá es una rata: Mickey Mouse.
No pises la hierba, fúmatela.
Soy virgen, lo juro por mis hijos.
Mis frases preferibles:
“Dentro de un pensamiento diferente debe haber un respeto mutuo”
ángelPläcentin☼
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