17 oct 2012

Mantenga su cerebro sano

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¿Fallos de memoria?

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Tal vez comience con un simple olvido. No podemos recordar cómo llegar a ese restaurante al que ya fuimos muchas veces, ni ese regalo de cumpleaños que nos obsequió un amigo hace un mes. Entonces comenzamos a inquietarnos. ¿Son estos olvidos una señal de algo serio, como la enfermedad de Alzheimer o alguna otra forma de demencia?

Esos “congelamientos” cerebrales nos suceden a todos, en distintos grados, a medida que envejecemos. Hasta experimentados oradores públicos tienen sus lagunas, cuando una palabra o término que utilizan diariamente se rehúsa a venir a su mente. Sin embargo, si bien estos fallos de memoria comunes resultan frustrantes, no quieren decir, necesariamente, que la enfermedad de Alzheimer esté cerca. Los especialistas sostienen que si estos olvidos no logran desorganizar nuestra vida, entonces no hay necesidad de preocuparse tanto.
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“La cuestión clave es si los cambios cognitivos interfieren significativamente con las actividades diarias”, señala Kirk R. Daffner, M.D., jefe de la división de neurología cognitiva y conductual en el Brigham and Women’s Hospital de Boston. Si este es su caso, debería consultar a su médico. Los fallos podrían deberse a causas que pueden ser tratadas. El estrés severo, la depresión, deficiencia de vitamina B12 , horas de sueño insuficientes, algunos medicamentos recetados e infecciones son todos factores que podrían tener que ver con los olvidos.
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Aun cuando ninguno de estos factores tuviera relación con su caso, su memoria no está completamente a merced del tiempo. Algunos estudios han mostrado que las personas que se ejercitan, permanecen mentalmente activas, socializan con regularidad y llevan una dieta saludable pueden minimizar la pérdida de memoria.



Camine para fortalecer su memoria

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El ejercicio moderado puede aumentar el tamaño de su cerebro.

Lo mejor que puede hacer para poner en forma a su cerebro es levantarse del sillón y salir a dar una caminata a paso ligero. Tan solo un año de caminatas tres veces por semana puede aumentar el tamaño del hipocampo, una parte del cerebro que es clave para la memoria.

Los científicos saben que el hipocampo inevitablemente comienza a encogerse a medida en que envejecemos, lo que conduce a fallas en la memoria y a un aumento del riesgo de la demencia.
Ahora, por primera vez, los investigadores han demostrado que el ejercicio aeróbico puede dar marcha atrás al encogimiento y mejorar la memoria, un hallazgo que se suma a evidencia anterior que señala a una relación existente entre el condicionamiento físico y la función cerebral.
“Este importante estudio va mucho más allá de aseverar que el ejercicio es bueno para las personas mayores; una aserción que a menudo causa miradas y comentarios de ‘ya lo sabemos’ por parte de las personas”, dice Scott Small, neurólogo de Columbia University, quien no estuvo involucrado en el estudio.
“Asocia al ejercicio específicamente a una manera en que el envejecimiento afecta al cerebro y claramente establece una forma para mejorar la pérdida de memoria relacionada con la edad.”
Para el estudio, los investigadores de las universidades de Pittsburgh, Illinois, Rice y Ohio State, reclutaron a 120 adultos mayores sedentarios, sin demencia.
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Los hombres y mujeres, de 55 a 80 años, reportaron que en los pasados seis meses habían participado en menos de una sesión semanal de actividad físicacon duración de por lo menos 30 minutos. “Estas personas eran básicamente adictas al sofá”, dice el psicólogo Arthur Kramer, director del Instituto Bechman de la University of Illinois en Urbana-Champaign, y autor principal del estudio.
Se asignaron los participantes al azar a uno de dos grupos supervisados: a un programa de ejercicios aeróbicos que requería caminar alrededor de una pista durante 40 minutos al día, tres veces a la semana, o a un programa de yoga y de tonificación de bandas. Se les hizo análisis de sangre y pruebas de resonancia magnética. Además, tomaron exámenes de memoria al comienzo del estudio de un año, a los seis meses y al final del estudio.
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Kramer señala, “esta es una manera económica e indolora para mejorar la memoria y la salud del cerebro. Todo lo que necesita es un buen par de zapatos”.







Músculos más fuertes, cerebro más fuerte


Un estudio comprueba el beneficio.

Ese es el mensaje de un sorprendente nuevo estudio efectuado por investigadores canadienses que encontró que las mujeres mayores que empezaron un programa de entrenamiento de fuerza una vez a la semana tenían más probabilidades de seguirlo y obtener los beneficios físicos y mentales, en comparación con las que empezaron un programa con sesiones dos veces por semana.


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Lo que es más importante, las mujeres mayores que desarrollaron fuerza en los músculos por medio de flexiones de bíceps, levantamiento de piernas, sentadillas y otros movimientos parecidos, mostraron una mejora mucho mayor en la concentración mental y en la habilidad para tomar decisiones y resolver conflictos, en comparación con las mujeres que solo hicieron ejercicios para el equilibrio y para tonificar los músculos.

Entrenamiento con pesas y el cerebro
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Las mujeres de ese programa fueron divididas en forma aleatoria en regímenes de ejercicios de una vez por semana y dos veces por semana, en los que utilizaban mancuernas, máquinas con pesas y ejercicios libres como sentadillas y zancadas para fortalecer los músculos. Un grupo de control hizo ejercicios dos veces por semana para el equilibrio y el tono muscular, pero no levantó pesas. Al finalizar el programa de 12 meses, ambos grupos que levantaban pesas mostraron una mejoría marcada de sus facultades mentales. En el grupo de control, el funcionamiento mental disminuyó levemente.

Un año más tarde, los investigadores volvieron a hacer pruebas para determinar quiénes habían mantenido su nivel de actividad física, además del mejoramiento mental que habían logrado gracias al ejercicio durante el programa original.
“Nos sorprendió mucho descubrir que el grupo que había mantenido los beneficios cognitivos había sido el grupo que hizo el entrenamiento de fuerza una vez por semana y no el que se entrenó dos veces por semana”, dice la autora principal Teresa Lui-Ambrose del Centre for Hip Health and Mobility en Vancouver Coastal Health y la University of British Columbia en Canadá.
¿Basta con una vez a la semana?
Los investigadores encontraron que el grupo que iba dos veces por semana estaba haciendo menos ejercicio un año más tarde, el grupo que iba una vez por semana todavía estaba activo y mostraba una mejoría de 15% en sus facultades mentales en comparación con el grupo que hacía ejercicios para el equilibrio y el tono muscular.
Liu-Ambrose piensa que eso se debe a que el grupo que iba una vez a la semana encontró que era más fácil para ellos que para el grupo que hacía ejercicios dos veces por semana, mantener el mismo nivel de actividad del estudio original. “Los que empiezan un programa de entrenamiento de fuerza una vez a la semana tienen más probabilidades de seguirlo”, dice.
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En otras palabras, aunque hacer ejercicio más a menudo sería idealmente mejor para usted, en última instancia el mejor programa de ejercicios es aquel que usted sigue haciendo.





Mantenga su cerebro sano, ¡Juegue!
Nueces, el alimento ideal para tu cerebro… y para tus muebles

                                               Foto: nutricion.ferato.com
El truco que te voy a contar hoy parece magia, pero es ciencia. Y de la buena. Aplicado de la forma en que lo aplicaba mi madre cuando yo era pequeño, no solo dará lustre a tus objetos más queridos, sino también a tu coco (¿verdad, Einstein?).

Y es que cada vez que me “peleaba” con los enseres de casa, ambos nos propiciábamos sendas cicatrices de guerra. Yo tengo una en la cara y varias en la cabeza. Los muebles, rayones y marcas por todas partes. Así que mi madre me obligaba a hacer las paces con ellos con un puñado de nueces en la mano. “Una para ti, una para la mesa; otra para ti, otra para la silla…”, decía.

Einstein                                                     foto: blogs.20minutos.es

Te explicaré porqué las nueces también son buenas para nuestros efectos de madera: los aceites esenciales que contienen funcionan como grandes reparadores de arañazos y zonas desgastadas. Solo necesitamos abrir una nuez, pelarla, y frotarla suavemente sobre la superficie a reparar, y comprobaremos cómo su pulpa comienza a fundirse con la madera, remendando el daño. Otra recomendación: es mejor pasar la nuez en el sentido de las vetas de la madera.
Una vez pasada la nuez por la zona que queremos restaurar, frotaremos esa parte con un paño suave para asentar el aceite y repartirlo homogéneamente (yo recomiendo repetir la operación varias veces: nuez, trapo, nuez, trapo…) hasta darle un nuevo brillo a la superficie en general. Obviamente, esto solo servirá para cubrir rozaduras poco profundas, no le pidamos milagros al nogal.
Este truco lo conocen bien los lutieres, pues  las nueces ayudan a reparar violines y violas de maravilla y sin afectar en lo más mínimo a su sonido. Otros las muelen dentro de un pañuelo y pasan ese aceite por los diapasones de las guitarras, consiguiendo un acabado impresionante.
Así que ya sabes, si le tienes el mismo cariño a la mesa de la cocina que Albert Einstein le tenía a su violín, cuídate igual de bien que lo hacía él (y mi madre): “una para ella, otra para ti…”


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La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. 
Fuentes de Información: www.aarp.org, blogs.20minutos.es


-äma-

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