Ya está bien hombre, después de sacar el
correspondiente ticket y colocarlo en mi vehículo, por lo que se ve,
tenía también que haber pagado al gorrista, sí, ese que no da un
palo al agua y que vive de gorra a costa de tontos como tu y
como yo.
Al final siempre ocurre lo mismo, por miedo a estos
vándalos, rascamos el bolsillo y a veces incluso después de hacerlo, nos miran con desprecio
por ser tacaños con el regalo obligatorio que acabamos de entregarle.
Sí, efectivamente, me refiero a la zona azul, que aún no se
como funciona, porque pagas para estacionar y para que te vigilen el coche, y
en cambio el susodicho solo aparece para multarte si no has sacado el papelito
de la máquina.
Y ahora que, ¿quién se hace cargo de la raya?, o ¿acaso no
es zona vigilada?
No me gusta generalizar, pero se lo que digo y todos
me entendéis.
En este caso ocurrió en la Plaza de San Nicolás, cerca de las oficinas de
hacienda, donde yo había ido a solucionar un problemilla menor. Al
llegar a la citada plaza observé que solo había un aparcamiento libre y,
rápidamente me dispuse a colocar allí mi auto, de repente apareció
un personaje con cara de pocos amigos y con mirada amenazante, debió
de ser por mi escasa atención hacia él.
El resultado es el que todos sabéis, al terminar mi
visita, cuando me dispuse a marcharme, eché un vistazo al lateral derecho de mi
coche, y allí estaba, la marca del cobarde. Parece ser que tienen
costumbre de operar de esta manera, si lo hacen por la parte del conductor, lo
ves en el momento, y corren el riesgo de que alguien les parta la cara, por eso
actúan de la manera más rastrera, y es una pena, pues en esta bella ciudad que
nos ocupa, y que está a punto de obtener la categoría de Patrimonio de la Humanidad , hay muchísima
gente amable y hospitalaria, incluso entre los que de vez en cuando nos piden
una pequeña ayuda por la calle.
Precisamente a estos últimos, es a quien más daño les hacen
estos individuos, cometiendo este tipo de tropelías, pues al final todos
tenemos costumbre de generalizar y culpamos a inocentes.
Los tiempos que corren no son buenos, y mucho menos para
los más necesitados, por tanto, me gustaría aclarar que Plasencia poco a poco
se ha ido convirtiendo en uno de esos maravillosos rincones turísticos donde
recibimos con agrado a todo el que viene.
Como es natural, y como en muchas charcas ocurre, siempre hay
alguna rana que la enturbia.
No os preocupéis, son hechos aislados, además, tenemos
una excelente policía local, que poco a poco van poniendo las cosas en su sitio, y por lo
que veo, este tipo de ranas cada vez saltan menos.
Publiqué en mi blog este artículo hace ya algún tiempo, pero he decidido rectificarlo, ampliarlo y cambiarlo de nombre. El título era
"Impuesto revolucionario", y este era el comentario final:
<< Yo,
modestamente propongo que las autoridades hagan bien su trabajo para
proteger a los honrados ciudadanos, y de este modo, es posible que algún día,
comience a sonarnos medianamente bien lo de "Plasencia patrimonio de la Humanidad ".>>
Pienso que España es un país saludable, integrado por distintas
lenguas, gustos, tradiciones, costumbres, etc. todas válidas, y que lo hacen a la vez tan
interesante, atractivo y variopinto, por tal motivo algunos dicen que el mejor
sitio para vivir es este o aquel lugar, y creo que todos tienen razón, pero yo,
modestamente, y después de haber dado algunas vueltas por ahí, elijo
a mi querida Plasencia.
¿Los motivos?, ...¡el visitante los sabe!
calificado por los usuarios internautas el mejor PARADOR DE ESPAÑA EN EL2011...
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