Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco mata en el mundo a una persona cada 6 segundos.
Ya son nueve años sin fumar, y no
me arrepiento de nada, soy otro. Ya no me levanto tosiendo, y
apenas siento el cansancio constante que antes dominaba mi vida. Tampoco me
rondan los resfriados continuos, ni las alergias agudas en
Primavera.
Aunque yo, ya estaba concienciado de abandonar
la nefasta práctica de fumar, no podía hacerlo, aún sabiendo de las cada vez
más escalofriantes estadísticas de muertes y enfermedades
derivadas de ello. La verdadera razón para que
yo dejase definitivamente el tabaco, fue hace once años en un hospital
de Madrid, durante una de esas escapadas a las escaleras de emergencia donde no
se vigilaba demasiado y te podías echar uno. No estaba solo, había
una serie de personas que tenían el mismo problema que yo, pero entre
ellos había un medico que explicaba a sus compañeros la gravedad del
tabaco y los nefastos efectos sobre la persona. Lo vivía de cerca, contaba, y
daba detalles de las horribles agonías que padecían los que morían por el
tabaco. Él no fumaba, se encontraba allí charlando con sus compañeros, pero
según contaba, había dejado el tabaco por miedo, o mejor dicho,
horrorizado por los múltiples casos de muertes que había presenciado
por esta causa.
Encenderse un cigarrillo
puede en ocasiones, significar agarrarse a algo para controlar
situaciones. Fumar de vez en cuando es placentero, no nos engañemos, pero
la adicción termina estropeando el disfrute del momento, convirtiendo este acto
en algo obligatorio, incluso en momentos que para nada nos apetece hacerlo. Es
ahí donde radica el verdadero problema, nos atrapa y nos domina. Ya no podemos
escapar, es él quien manda, no nosotros, a no ser que nos concienciemos
profundamente y decidamos vencerlo. No será fácil, pues ha conseguido
hasta ahora llegar a formar parte de nuestro día a día, apareciendo de
repente en cualquier estado de ánimo, ya sea de euforia o de tristeza.
El que fuma, no se da cuenta, pero no tiene la
misma sensibilidad en algunos de sus sentidos, especialmente en el gusto y en
el olfato. Es este último el que más ha llegado a impresionarme. Yo empecé a
fumar por no ser menos que mis compañeros, y solo tenía 12 años. Recuerdo que
estaba más que prohibido en el centro donde estudiaba, debía de ser ese uno de
los motivos, el reto a que no te pillen. Con los años, y con la información, me
di cuenta de que no era nada bueno, pero estaba atrapado, y fueron
en vano todos los intentos de dejarlo.
¿Que ocurre cuando dejas de fumar?
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Me sorprendo de mi en la
actualidad, cuando entro en una tienda y percibo el más ligero de los
olores que allí se encuentran, o cuando salgo a la calle y comienzo a
descifrar las diferentes plantas que hay en el entorno cercano. Realmente no lo
sabía, pensaba que solo los perros eran capaces de seguir rastros por el olor.
Ahora me explico porque el humo del tabaco es tan molesto para los que no
fuman, realmente huele mal y molesta, pero el que fuma no lo sabe, porque
incluso se lo traga y lo introduce en sus pulmones.
Consejos para dejar de FUMAR
Decálogo de recomendaciones
psicológicas
1.
Dejar de fumar es fácil, implica un esfuerzo pero es posible.
2.
Elige un día para hacerlo, posiblemente sea una de las decisiones más acertadas
de tu vida.
3.
Cuando decidas dejar de fumar, procura
cuidar tu alimentación, practicar deporte, reducir tu estrés, etc., en
definitiva: cuidarte. El síndrome de abstinencia desaparecerá.
4.
No anticipes efectos secundarios
pasajeros (“¿y si engordo, sufro, no duermo, no disfruto?…”).
5. ¡¡Confía en ti mismo!! Si crees que lo puedes conseguir, será
más fácil abandonarlo.
6.
Piensa en lo mucho que mejorará tu
calidad de vida, economía, aspecto físico (tu piel, tus dientes), olerás y
respirarás mejor.
7.
Si dejas de fumar, con el tiempo se
reducirá tu ansiedad.
8. Dejar de fumar beneficiará tu salud y la de los que te rodean.
¿Cuál
es el tratamiento para dejar de fumar?
§
Intervención
psicológica: la terapia psicológica te ayudará a
aumentar tu “voluntad”para que lo logres.
§
Tratamiento
farmacológico: los parches, pastillas o
chicles de nicotina, ansiolíticos, etc., te ayudarán a reducir la
ansiedad.
¿Por qué resulta tan difícil
dejar de fumar?
§
La nicotina es la droga más adictiva.
A corto plazo al fumar sentimos que nos activa,
nos relaja, puede facilitar el contacto social y resulta placentero: ¡Qué no te engañe!
§
Existe una baja percepción de riesgo
para nuestra salud mental y física asociada al consumo de tabaco.
Tabaco
y salud mental
§
Fumar diariamente desde la adolescencia
incrementa el riesgo de padecer síntomas de ansiedad, estrés y depresión.
§
Fumar puede favorecer el desarrollo del
trastorno de pánico. Multiplica por 4 el riesgo de sufrir crisis de ansiedad y
por 13 el de sufrir trastorno de pánico.
§
El porcentaje de personas con
trastornos emocionales es más del doble entre los fumadores.
Tabaco
y salud física
§
El consumo de tabaco prolongado acorta la expectativa de
vida en 10 años.
§
La probabilidad de morir por una
enfermedad causada por el tabaco es del 50%.
§
Según la Organización Mundial de la
Salud el tabaco mata en el mundo a una persona cada 6 segundos.
Dejar
de fumar implica un proceso de aprendizaje
§
Como todo aprendizaje, requiere
esfuerzo, tenacidad, tiempo y motivación.
§
Consiste en abandonar viejos hábitos y
aprendera afrontar las situaciones cotidianas sin el apoyo del cigarro.
CÁNCER DE PULMÓN.
El Cáncer mas letal y el mas evitable
Uno de cada tres hombres y una de cada cuatro
mujeres se diagnosticarán de cáncer a lo largo de su vida.
El cáncer de pulmón es la primera causa de
muerte por cáncer, siendo el tabaco la causa de la mayoría de estas muertes.
Entre un 80% y un 90% de los casos de cáncer de pulmón tienen como responsable
el tabaco. El perfil más común del paciente con cáncer de pulmón es un fumador
de más de 15 años de evolución.
La
mayoría de los casos se diagnostican entre los 55 y los 75 años, con un máximo
entre los 65 y los 70, aunque también se han visto casos desde los 35-40 años
de edad.
Este tipo de cáncer de pulmón representa de un
10-15% de todos los tumores malignos del pulmón. Son un tipo de tumores de
crecimiento rápido, con gran tendencia a extenderse a otros órganos. Cuando se
detecta es muy probable que tenga metátesis.
En sus etapas iniciales, cuando empieza a
desarrollarse, el cáncer de pulmón no suele producir síntomas; los síntomas se
presentan cuando el tumor empieza a crecer.
Prevención principal.
Debe dejar el tabaco. Es lo
más importante que puede hacer usted para mejorar su salud. Y para que su
enfermedad no empeore aún más.
Síntomas.
-Tos persistente/irritativa o dolor en el tórax
que no desaparece y que puede ir acompañada de expectoración.
-Un silbido en la respiración , falta de
aliento.
-Tos o esputos con sangre o mocos sanguinolentos.
-Ronquera o hinchazón en la cara y el cuello.
-Diseña o sensación de falta de aire.
-Tos o esputos con sangre o mocos sanguinolentos.-Ronquera o hinchazón en la cara y el cuello.
-Disnea o sensación de falta de aire.
INFORMACIÓN ADICCIONAL
Componentes del cigarrillo
El tabaco, y el humo que desprende en su combustión, contienen más de 4.000 sustancias químicas, 400 de ellas muy tóxicas, unas 50 cancerígenas y 12 gases tóxicos. A continuación resumimos las principales de estas sustancias, pero el listado es interminable.
NICOTINA
Es una droga, que actúa como estimulante del
sistema nervioso. Es la responsable de la adicción y la dependencia física. Se
difunde rápidamente a todo el organismo. Contrae los vasos sanguíneos, obliga
al corazón a trabajar más deprisa, aumenta la presión arterial, etc.
MONÓXIDO DE CARBONO
Es el componente más nocivo del cigarrillo,
procedente de la combustión del tabaco con el papel. Es un gas tóxico que se
adhiere a la hemoglobina de la sangre y hace disminuir la capacidad de ésta
para abastecer al organismo de la cantidad de oxígeno que necesita. Responsable
de enfermedades vasculares.
ALQUITRÁN
Es el principal agente cancerígeno contenido
en el humo de tabaco.
GASES IRRITANTES
Está demostrada su relación directa con el
cáncer de pulmón y otros tumores.
Son responsables de las toses, faringitis,
catarros y bronquitis tan habituales en los fumadores. Actúan alterando los
mecanismos defensivos del pulmón y favoreciendo las infecciones.
¿Y el humo del tabaco? ¿Cuál es el riesgo para
los fumadores pasivos?
La mayoría de las sustancias tóxicas y gases
irritantes se encuentran también en el humo del tabaco. Algunos de estos
componentes, como el monóxido de carbono, proceden precisamente de la
combustión con el papel, por tanto su concentración en el humo es mayor.
Durante la combustión del cigarro se producen
dos corrientes de humo: la principal, inhalada por el fumador, y la lateral,
que es aspirada por el fumador pasivo.
Esta última supone un 75% del total del humo y
contiene componentes más dañinos que la corriente principal, puesto que procede
de una combustión incompleta.
De esta forma los fumadores pasivos quedan
expuestos a sustancias irritantes para los ojos y vías respiratorias (amoníaco,
CO2, azufre…) y a unas 50 sustancias químicas cancerígenas entre orgánicas,
inorgánicas (arsénico, cromo…) y radiactivas (polonio-210).
Los datos más recientes al respecto indican
que:
La exposición durante una hora al aire
contaminado por humo de tabaco (ACHT) equivale a fumarse tres cigarrillos.
En España:
El 12% de las personas que no fuman, se ven
involuntariamente sometidas a respirar humo de tabaco hasta 8 horas al día.
El 40% de no fumadores se ven
involuntariamente sometidos a respirar en ambientes cargados de humo al menos
una hora al día.
Cada año mueren una media de 700 personas no
fumadoras por enfermedades relacionadas con su condición de fumadores pasivos.
Los modernos sistemas de ventilación no son
eficaces para limpiar estos ambientes, su capacidad de extracción suele ser
baja.
Además conviene señalar que los no fumadores
(comparados por ejemplo con ex-fumadores) sufren aún más esta exposición por la
falta de habituación a estos componentes. Incluso en exposiciones de corta
duración se observa la reducción de algunas funciones corporales (p.e. la
capacidad pulmonar se reduce en un 8%), y en general se incrementa el riesgo de
padecer/empeorar enfermedades respiratorias, coronarias y cerebro-vasculares.
Este riesgo es especialmente considerable en
el caso de niños, pues la deshabituación y vulnerabilidad de su organismo ante
estas sustancias es aún mayor. Los hijos de fumadores sufren más resfriados,
bronquitis, infecciones de oído, y la tasa de asmáticos es mayor.
El dato es claro: los fumadores pasivos tienen
entre un 25-30% de posibilidades de contraer enfermedades cardíacas y, en un
porcentaje similar, de padecer cáncer de pulmón.
¡Así que ya sabes! Si no te has decidido a
dejarlo, al menos respeta el derecho de los demás a no inhalar esas sustancias, y sobre todo, abstente de hacerlo en presencia de niños y embarazadas.
Todos te lo agradecerán.
-äma-
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