1 jun 2012

Hijos del agobio



Las personas, tras una decepción, una pena, un fracaso, van, poco a poco, desmoralizándose hasta caer enfermos. Tratando de transformar enseguida su mal estado, hubiesen podido evitar llegar a tal situación. Ahora bien, la mayoría de la gente no reacciona, espera que “eso se solucione solo”. Es verdad, casi siempre la vida se restablece de forma natural.
Pero, en algunas situaciones más dificiles, si no se está vigilante, las cosas no se arreglan.
Y lo más grave, es que muchos no se dan cuenta de que están deslizándose por una pendiente peligrosa; poco a poco se hunden en estados mórbidos y un día son devorados. Lo que al principio era tan sólo un pequeño malestar, termina siendo una verdadera enfermedad.
Debéis, pues, ser conscientes de los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones que en cada momento pasan a través vuestro, e impedir que se instalen en vosotros estados negativos.
Tan pronto como sintáis un malestar interior, reaccionad. A menudo basta con un simple gesto: regar las flores, sonreír a alguien, dirigirle una palabra amable, llevarle un objeto que necesite o que pueda hacerle ilusión… Pero con, la condición de hacer este gesto conscientemente, con la voluntad de dar otra orientación a vuestros estados interiores, y, sobre todo, de hacerlo antes de que las cosas se agraven. Lo esencial es salirse de la apatía, del estancamiento y llegar a desencadenar conscientemente algo positivo.
Así pues, vigilad siempre vuestros estados interiores; de lo contrario os sucederá lo mismo que con una bola de nieve a la que hacéis rodar: a medida que la nieve se adhiere, llega un momento en que esta bola, ya enorme, termina por obstruir vuestro camino. Os lamentáis: “¡Ya: no puedo pasar!” ¿De quién es la culpa? !Vuestra! Habéis alimentado toda clase de pensamientos y sentimientos negativos, habéis dejado que se apoderasen en gigantescas proporciones de vuestra cabeza, de vuestro corazón y así os quedáis atrapados, bloqueados. “¿Qué. hacer entonces? Encended una cerilla y acercadla a esta bola de nieve: se fundirá, el agua irá a regar vuestros jardines, vuestros vergeles, y tendréis gran abundancia de flores y de frutos. Esto es lo que hay que hacer: encender el fuego del amor, y el amor fundirá todas las bolas de nieve, todos los tumores que hay en vosotros.
Sí, el amor se manifiesta a través de estos gestos aparentemente insignificantes que se pueden hacer cada día. No esperéis que grandes sucesos os proporcionen el equilibrio y la salud. Las pequeñas cosas son las más benéficas. Si os acostumbráis a tomarlas en serio, desarrollaréis en vosotros una actitud y una fuerza que pueden protegeros. ¡Hay tantas posibilidades! Aunque sólo sea recogiendo, al pasar, un objeto tirado en la calle o en el camino, un papel sucio, una botella vacía… apartar una piedra que podría hacer tropezar a alguien o trozos de cristal con los que podría herirse… esforzaros por encontrar siempre algo nuevo que hacer, sabiendo que cada pequeño gesto realizado aplicadamente, con sinceridad y amor, será, cada vez, como una criatura de luz que rechazará las tinieblas e impedirá que éstas penetren en vosotros para destruirlo todo.
Siempre hemos de tener en cuenta que el hecho de dirigirnos a algún punto, nos aleja de la depresión, por tanto hay que fijarlo cuanto antes.
Pero hay realidades que verdaderamente te llevan a descompensar tu balanza, sobre todo si durante mucho tiempo te has sentido protegido por tu entorno, o has pensado que mediante tu esfuerzo, una vez más podías resolver los desequilibrios de tu vida. 
El alto nivel de desempleo de larga duración unido a la incertidumbre económica que esta situación genera en los parados ha motivado un significativo aumento de los casos de ansiedad, depresión y estrés.

¿Algún miembro de vuestras familias está pasando por esta situación? 


Aunque el mayor consumo de antidepresivos no se debe sólo a la situación económica actual, si es cierto que la aparición de nuevos fármacos, con menos efectos secundarios, unido a la crisis que atravesamos ha tenido un impacto importante sobre la salud de los españoles, llegando a multiplicar su demanda.
Los ansiolíticos, y más en concreto las benzodiacepinas, son los psicofármacos más prescritos por el médico de familia. En este sentido, en general su utilización es adecuada a corto plazo, mientras que pocas veces está justificado su consumo de forma más constante, como ha pasado en los últimos años. Y es que, como explican los expertos, cuando se toman de manera prolongada no siempre resulta fácil retirarlos debido a la dependencia que generan. Los antidepresivos, en cambio, no producen esa adicción pero sí pueden provocar un síndrome de abstinencia si se dejan de tomar de repente. Por eso se debe hacer de manera paulatina.



Es fácil dar consejos a los demás cuando nos encontramos en una trayectoria medianamente estable, pero en verdad, nadie puede prever las situaciones que nos esperan y  estas, son por desgracia las circunstancias inesperadas que comienzan a hacer que nuestra barca zozobre. No sabemos hasta cuando podemos seguir evitando el naufragio. Es precisamente en ese momento, en el que es recomendable pedir ayuda para no perderse solo en ese profundo océano.  Aunque sea solo para confiar en la esperanza y pensar de que hay alguien que desde tierra firme puede sujetarte y evitar que te hundas. Cabe también la posibilidad de que nos amarremos a la persona equivocada  que por su negatividad o por circunstancias parecidas a la nuestra, nos arrastre hasta el fondo. Por ello debemos dejarnos aconsejar, y ahora más que nunca, por aquellos profesionales que están especialmente preparados para tales fines.

                                                                       Fuentes consultadas: facilisimo.com, Pensamiento Consciente 


Uno solo tiene aquello que no se puede perder en un naufragio!!!


                                                                           

-äma-

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